Klaus Fuchs,
el Espia Atomico
Charles Baudinat
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El 5 de febrero de 1944 sopla un viento gélido en las calles de Nueva York.
En los barrios bajos del East Side, en un descampado inmediato a un
inmenso campo de deportes a medio construir, un individuo se halla de
plantón. Estatura media, achaparrado, con un rostro redondo y color de
oliva, casi oculto por el ala de su fieltro. Se trata de Harry Gold, alias
«Raymond», uno de los mejores espías con que los soviéticos cuentan en los
Estados Unidos.
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