Demasiados Angeles
Petr Chudozilov
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El ángel es mi animal preferido. ¡Después de la jirafa! Cuando era niño, al atardecer, pasaba
horas enteras mirando cómo los ángeles cruzaban velozmente el aire. Si por casualidad
amenazaba lluvia, volaban muy bajo, casi a ras de suelo. Como las golondrinas. Tan bajo que
arrastraban las puntas de las alas por los charcos. Bastaba con entrecerrar los ojos. Por la
abertura que quedaba entre los párpados veía uno todos los ángeles que quería. Volaban muy
rápido.
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